La historia de Cenón y Margarita
La
Historia se compone de muchas pequeñas historias. Algunas salen a la luz, otras
no. Pero esas pequeñas historias han quedado en la memoria y en los viejos
papeles acumulados en los archivos. En ocasiones, en nuestra labor por
reconstruir el pasado reciente, nos encontramos con ellas y podemos
recuperarlas y darlas a conocer. Este es el caso de la historia de Cenón y
Margarita a quienes -como canta Fito Cabrales- les cogió la guerra, y que
recuperamos en estas páginas mediante documentos que se encuentran en el
Archivo Municipal de Hondarribia.
Los protagonistas de nuestra
historia, Cenón y Margarita, vivían en la Hondarribia de antes de la Guerra
Civil. Ella se dedicaba a la venta de pescado y vivía en la calle Machin de
Arzu, en la casa “Juanito Enea”. Él era mecánico
y trabajaba en el mantenimiento de los pesqueros de la ciudad y era
republicano. Margarita también debía ser de ideas republicanas porque, además
de tener un hermano en las Juventudes Socialistas de Irún, solía lucir una
insignia que ponía “14 de abril”, No sabemos cuándo, pero ambos decidieron unir
sus vidas y comenzar un noviazgo. Pero llegó la guerra. En los primeros días de
septiembre gran parte de la población de Hondarribia pasó a Francia. Entre
ellos se encontraban Cenón y Margarita. Desconocemos quién tomo la decisión,
pero ambos –como relató Margarita- cruzaron la muga “por miedo, como todo el
mundo”.
En el país vecino sus vidas se
separaron momentáneamente. Ella se trasladó de Hendaya a San Juan de Luz, donde trabajó en
la pastelería “La Landes” unos tres meses Después regresó a Hendaya, donde se
dedicó a la venta de pescado. A Cenón le perdemos la pista hasta enero de 1937,
cuando sabemos que regresó a Hondarribia. A su vuelta entró a formar parte del requeté auxiliar,
posiblemente con la idea de tratar de hacer olvidar su pasado republicano y
facilitar el regreso de Margarita, porque regresar se convirtió pronto en una
cuestión compleja por las restricciones de las nuevas autoridades. Cenón, que conocía
el opresivo ambiente que se vivía en la ciudad y relativamente seguro desde su
nueva situación, manifestó que “mataría
a la persona que se atreviese a hacer una denuncia a su novia”.
Margarita
regresó el 1 de mayo de 1937 y, pese a las amenazas de Cenón, la comandancia
militar de Hondarribia, en un informe fechado el 14 de junio de 1937, la
calificó de ser “de ideas comunistas, haciendo siempre ostentación de sus
ideales, luciendo públicamente en su pecho los emblemas de la hoz y el
martillo” además de apuntar que era “de
raigambre comunista” y complicada en el contrabando de armas en 1934, con
motivo de los sucesos revolucionarios de octubre. Esto no podía suponer nada
bueno para Margarita, como así fue.
A partir de ese momento la situación
se complicó para Margarita. El Servicio de Información Militar remitió al
juzgado, el 22 de junio de 1937, un informe en el que, además de mencionar un
supuesto viaje de su hermano Alberto a Rusia, se recogían las amenazas antes
mencionadas del novio de Margarita y lo que fue la prueba de cargo en su
contra: Una supuesta conversación con su hermano en la que le preguntó sobre
qué pensaban hacer con los presos de Guadalupe. En los días
anteriores también habían declarado dos pescateras que la acusan de “roja” y de
ser de izquierdas “porque al advenimiento de la República se le veía contenta”.
Debido a estas acusaciones Margarita
fue detenida el 25 de agosto de 1937 y
trasladada a la cárcel de Ondarreta acusada de injurias, supuesta filiación
comunista y haber animado a que se cometiesen atropellos y se fusilase a los
presos de Guadalupe. Con su novia en
prisión Cenón trató de buscar avales en su favor y logró el del cura ecónomo de
la parroquia, que sin embargo indicó que no la conocía de nada, y los de José
Alonso Goyeneche, un industrial residente en Irún y perteneciente al requeté auxiliar de la
ciudad, quien afirmó que Margarita trabajó tres años en su establecimiento y
era una persona de buena conducta. A pesar de todo el 6 de noviembre de 1937 fue
juzgada en un consejo de guerra que la condenó a siete años de prisión.
El 4 de febrero de 1938 fue trasladada a la prisión de
mujeres de Saturrarán y en ella permaneció hasta ser puesta en libertad condicional el 19
de octubre de 1940. Meses antes la Comisión Central de Examen de Penas había
denegado la reducción de su pena, algo que ocurría de manera sistemática con
las mujeres condenadas en consejos de guerra.
Tras salir de prisión Margarita regresó a Hondarribia
pero bajo el control de las autoridades, que le obligaban a permanecer en su
lugar de residencia si no es autorizada para ello y debía presentarse
periódicamente a las autoridades e informar de sus actividades periódicamente.
En una carta dirigida al director de la prisión el 1 de noviembre de 1940
Margarita se expresa de la siguiente manera:
“Me
encuentro en mi casa con los padres ancianos. Por ahora en nada trabajo, por el
motivo que no me dejan salir del pueblo sin permiso de V. Señor Director.
Antes me dedicaba a vender pescado en Irún y San Sebastián.
Si
no hay ningún inconveniente le agradecería a V. con todo el alma Sr. Director
si me enviaría usted el permiso, para que aquí me puedan dar el salvoconducto
para vender pescado en Irún y San Sebastián”
El
ansiado permiso llegó y el 1 de diciembre de 1940 Margarita da “muy expresivas
gracias por haber enviado el permiso para vender pescado en Irún y SS. (sic)” a lo que añade que “desde mañana
empezaré a trabajar”. Margarita fue puesta en libertad definitiva
el 27 de abril de 1944. Sin embargo, para Margarita, su hermano y Cenón, las penalidades no habían terminado. Teodoro,
que había regresado en 1939, fue multado con 200 pesetas en 1941 y Cenón fue
condenado, en 1942, a una multa de 75 pesetas por el Tribunal de
Responsabilidades Políticas.
Esta
historia termina con el matrimonio de Margarita y Cenón, tras años de
penalidades, aunque para los años sesenta éste ya había fallecido. Esta es la
historia de de Cenón Ugarte Urtizberea y Margarita Araneta
Urrutia y sirvan estas líneas de homenaje y recuerdo a los protagonistas de
esta y de todas aquellas otras historias en las que el conflicto de 1936 irrumpió con
todo su desgarro y sufrimiento prolongado durante demasiados años.
Comentarios
Publicar un comentario